Los autores resumen en esta obra su labor en el Instituto de Terapia Familiar de Roma. Sus ideas se inspiraron en el pensamiento paradójico que tuvo aplicación clínica con Watzlawick y Haley, y en Italia fue desarrollado por Selvini Palazzoli y su escuela. Andolfi y sus colegas centraron su atención en las por ellos denominadas "familias de designación rígida", que perciben como catastrófico el paso de un estadio evolutivo a otro, "programando" entonces soluciones consabidas que bloquean toda tentativa de experimentación y de cambio. Se congela el espacio personal de cada miembro y se detiene el tiempo en una fase del ciclo vital, introduciendo una rigidez relacional cristalizada. El síntoma puede ser interpretado como una metáfora de inestabilidad o señal de fragilidad del sistema. Por ello, su utilización es uno de los objetivos prioritarios de la intervención terapéutica. Se jerarquiza el trabajo en equipo, con pocas intervenciones pero muy movilizadoras, destinadas a que la familia recupere sus recursos autónomos.