Firth ofrece una perspectiva general de la disciplina y una teoría coherente acerca del estudio comparativo de las instituciones humanas. A su juicio, la antropología social se suma a las ciencias opuestas al rígido determinismo social que concedió a los factores estructurales un lugar privilegiado en el ordenamiento de la sociedad. A estos factores es preciso añadir otros que dependen esencialmente de la libre elección del individuo para optar por diversos modos de conducta. Señala que entre los problemas que más interesan al antropólogo social se encuentran la determinación de las principales pautas de la organización humana en todas las sociedades y los mecanismos de control de los grupos y de los individuos en sus relaciones interpersonales. Esta ciencia se distingue por la observación sistemática, intensiva y exhaustiva de la actividad del hombre en sociedad y, especialmente, por el énfasis que pone en la comparación. Requiere un aparato conceptual bien definido para el análisis del proceso social y una revisión permanente de las hipótesis que cimientan tales conceptos.
