Rogers describe en este libro los hilos que conectan diversas experiencias de grupo, muy disímiles en algunos casos en cuanto a la cantidad y características de los miembros, la duración y frecuencia de las sesiones, las técnicas utilizadas, etc.; explica en detalle las distintas etapas del proceso grupal y analiza los requisitos y funciones del "facilitador". Un largo intercambio epistolar mantenido con una ex integrante de sus grupos permite, además, seguir de cerca los efectos producidos en ella por la experiencia y los cambios a que esta dio lugar. El "ansia de relaciones reales e íntimas" que padece el hombre contemporáneo, su necesidad de expresar libremente sus emociones y de probar nuevas formas de conducta, explican, según el autor, el auge que han tenido los "grupos de encuentro", los cuales ofrecen esa oportunidad en un clima de aceptación que facilita el ulterior crecimiento del individuo.