Haciendo referencia a las principales escuelas sociológicas norteamericanas de su época, Wright Mills decía que el funcionalismo convierte el Concepto en fetiche y el empirismo hace lo propio con el Método. Su obra fue el manantial en que bebieron los iconoclastas de la «nueva sociología», pero surgió otro fetiche: «El tabú de Mills –afirma Willer- fue la Ciencia», la presunción de que la sociología no puede o no debe ser científica. Aquí se analiza la aptitud de los métodos sociológicos actuales para alcanzar conocimientos científicos y la aplicación de modelos a la investigación controlada. Con una concepción crítica del estado actual de la metodología sociológica, Willer recalca la importancia y utilidad de los modelos en la construcción teórica1