Publicado en Cuadernos de pedagogía
"En este original ensayo sobre la práctica de la enseñanza con criaturas muy pequeñas, Vivian Gussin Paley comparte sus hallazgos, sus dudas y —lo que es menos habitual— sus errores, en un quehacer educativo cuya piedra angular es una innovadora propuesta: el uso, como recurso pedagógico, de las historias que cuenta el propio alumnado. La autora escucha con paciencia, amor y respeto los cuentos de las niñas y niños de su aula. El resultado es de una profundidad y de una intensidad poética conmovedoras. El inventario de historias infantiles es una fuente de evelaciones humnas y didácticas. Esta obra tiene como personaje referencial a jason, el niño ""que es un helicóptero"" y que habla constantemente de que tiene las palas rotas y que ha de arreglarlas. ""Para mí —nos confiesa la autora— él es el extraño por excelencia... Ocurre que, en el caso de jason, la mayor parte de mis ideas no dan resultado"". La dramática lucha personal que Jason pertenecer a la ""tribu"", de esos iguales tan diferentes de su grupo, se convierte para Vivian Gussin Paley en todo un desafío y en la metáfora de la práctica educativa. Escuchar las fantasías de los niños y niñas, ver cómo las representan, activarlas, hallar conexiones, no eslamentablemente la materia curricular más importante de la escuela. A menudo, si no tomamos conciencia, la vida se nos queda fuera del plan de estudios. Y es que la vida acostumbra a ser demasiado perturbadora. Gracias a la mirada amorosa e inclusive de Vivian Gussin Paley, Jason se convierte en un miembro valioso de la clase en lugar del elemento distorsionador. Como lectora, me ha gustado acompañar a jason en su viaje. Ver su drama de jugador solitario, los riesgos que va asumiendo. Y su triunfo: cómo alguien que se cuenta historias sólo a sí mismo acaba participando en los juegos y en las narraciones de los demás. Al final hay un helicóptero en todas las historias. Como narradora, yo había reflexionado bastante sobre la importancia que tienen los cuentos en la educación. Y también, como duda la propia autora, he considerado la conveniencia o no de narrar cuentos de hadas, con pasajes ""terroríficios"", a criaturas de tan corta edad. Sin embargo, la novedad de este libro, para mí, no está en el valor de lo que contamos a los niños y niñas sino en lo que les escuchamos. Las criaturas son verdaderas maestras en el arte de inventar cuentos. Y el mérito de la autora es pone de manifiesto el estrecho vínculo existente entre el juego imaginativo y la narración de historias. Ella nos recuerda que en educación, aunque a veces lo olvidemos, todos los caminos llevan y pasan por el juego. Y recomienda que cada clase cree sus propias leyendas, para poder viajar ""bajo la superficie hasta el lugar donde discurre la vida"". Tengamos en cuenta a todos los niños y niñas del aula. Dejémosles que nos cuenten todas las historias."