Publicado en El país
"¿Qué fue de la filosofía francesa? ¿Se encuentra también ella, como parece encontrarse todo lo francés en los últimos tiempos, incluyendo el PIB, en una fase aguda de decadencia? Algunos títulos recientemente traducidos parecen indicárnoslo: Aprender por fin a vivir es la última entrevista concedida por Jacques Derrida en las inmediaciones de una muerte que habita ya en su palabra de modo ineludible y que, al haber acaecido después de las de Michel Foucault, Jean?François Lyotard, Gilles Deleuze, Maurice Blanchot y Pierre Bourdieu, parece simbolizar el agotamiento natural de una vitalidad filosófica que pintó con sus nietzscheanos colores tres décadas prodigiosas de pensamiento europeo. Los que quedan vivos de aquella singular generación, como Jean Baudrillard y Alain Badiou, proponen títulos poco alentadores protagonizados por la agonía y el desastre. Y no se trata únicamente de los títulos: Baudrillard describe al poder político como un enfermo moribundo artificialmente mantenido con vida gracias al entubamiento mediático y, si habla de un ""complot"" del arte es casi únicamente para remitir a un fulgor antiartístico llamado Andy Warhol, que habría sido enterrado en vida por sus imitadores con pretensiones estéticas. Por su parte, Badiou aprovecha toda la lírica vertida en los últimos tiempos por los ""comunistas literarios"" herederos de Bataille (Nancy, Fsposito) para revitalizar una suerte de mao?leninismo filosófico que recupera en toda su crudeza el viejo rencor marxista contra el derecho burgués de la democracia ""formal"" y que reclama vehementemente una ""política sin Estado"", yendo con ambas cosas en una dirección asombrosamente parecida a la que persiguen aquellos que uno supone ?quizá ingenuamente— que deberían ser los verdaderos enemigos de un izquierdista. Pero no nos equivoquemos. Incluso aunque haya algo de ""terminal"" o de ""descomposición"" en el perfume exhalado por estos títulos cuasi?póstumos, el corazón del cual son arterias, por muy esclerotizadas que estén últimamente, late ya incorporado a lo mejor de las ideas filosóficas de nuestro tiempo al ritmo de una alegría que si con algo desentona es con ese aire tristón que va adoptando el pensamiento del siglo XXI (tan dado a los desastres, las agonías y los entierros). Como subrayan los autores que homenajean al inolvidable Pierre Bourdieu en el libro editado por Moreno Pestaña y F. Vázquez, es propio de esta filosofia de la sospecha el llevar el recelo sobre todo contra sí misma hasta descubrir las más insólitas motivaciones y poner en evidencia sus propias condiciones de posibilidad, por muy incómodas que sean. De modo que el castigo al que hoy se somete a la ""filosofia francesa"", en cuyos excesos se quiere a veces encontrar todas las culpas de nuestras actuales penurias intelectuales, hay que administrarlo con cuidado: no es que haya que eximir a estos autores de todo enjuiciamiento crítico, pero hemos de procurar que nuestra razonada censura de algunas ideas no nos conduzca a condenar la contribución más original y vigorosa del pensamiento de la segunda mitad del siglo XX, porque en tal caso estaríamos patrocinando, aunque fuese con la mejor voluntad, la adaptación de la filosofia al clima deprimente y gris que caracteriza al extendido espíritu de docilidad frente a las humillantes imposiciones de un ""realismo"" romo y acrítico."