Para los políticos, los sociólogos y los historiadores, los problemas de estratificación social -originados en la diferenciación y la evaluación sociales-, resultan ineludibles temáticas de investigación, ya que remiten a una parte importante de las estructuras fundamentales de toda sociedad. Todo sistema de estratificación social se encuentra en equilibrio inestable dentro de límites dados y exige un reajuste continuo. Para conocer un estrato social se deben combinar muchos conjuntos de factores ligados por un juego de acciones y reacciones recíprocas. La clasificación de los individuos dentro de la jerarquía social responde a criterios que se agrupan por categorías para dar diferentes escalas de estratificación social ligadas y combinadas entre sí: estratificación legal, status social, jerarquía económica, escala del poder y estratificación ideológica. Mousnier analiza con lucidez y profundidad diferentes sistemas de estratificación social que han existido en el mundo hasta nuestros días: la China en la época de los mandarines, la Francia del período de la Liga, la Roma pontificia del siglo XVIII, la Italia fascista, la Alemania nacional-socialista, las sociedades litúrgicas, las filosóficas, las tecnocráticas.