Gilles Deleuze no cesó de comentar a otros autores y de afirmar, mientras lo hacía, un pensamiento propio y original. Los mismos motivos lógicos, a menudo los mismos conceptos, retornan de un libro a otro, en cada ocasión variados, desplazados; la obra siempre en curso es como un juego de ecos o resonancias. Nuestro propósito es poner de manifiesto esta configuración lógica recurrente, dotada de la suficiente unidad, coherencia y fuerza problemática como para imponerse por sí misma como una filosofía, una filosofía del acontecimiento:"En todos mis libros he estado buscando la naturaleza del acontecimiento". ¿Qué cambia cuando se lleva al primer plano la noción de acontecimiento? ¿Por qué esto cuestiona de manera diferente nuestra vida? ¿Qué es, en definitiva, una filosofía del acontecimiento? La notoriedad de Gilles Deleuze es equívoca, repleta de malentendidos. Su proceder desconcierta. El presente ensayo aborda la obra en su conjunto y se esfuerza por despejar la lógica de una de las experiencias filosóficas más notables del siglo XX: una lógica no dialéctica del devenir, fundada en la articulación del afuera y del pliegue, y en la emergencia de los conceptos de "multiplicidad" y "singularidad".