En 1915, Freud decide por primera vez publicar las conferencias que, como todos los años, pronuncia en la Universidad de Viena. Su difusión será considerable. En ellas muestra que los sueños y los «actos fallidos» de la vida cotidiana, que escapaban a la investigación científica, dan en realidad acceso a la parte inconsciente de la psique. Las propias neurosis, hasta entonces poco receptivas a los tratamientos, cobran un sentido a la luz de la teoría sexual, que explica sus diversas formas. La transferencia, esa relación privilegiada que se establece entre el analista y el paciente, es el instrumento esencial de la terapia. Estas conferencias, cuya «seguridad y claridad de exposición» fueron destacadas por Karl Abraham, siguen siendo la mejor de las iniciaciones al psicoanálisis.