El autor intenta en esta obra un análisis del origen y funciones de ese fenómeno universalmente extendido que es el rito. Valiéndose de la categoría de "numinoso" acuñada por Rudolf Otto (con la ambivalencia que la caracteriza: de un lado lo impuro, que aterra; del otro lo poderoso, que fascina), sentimiento de lo sobrenatural que acompaña a la irrupción de lo totalmente "otro" en el mundo, Cazeneuve describe tres actitudes rituales posibles. Frente a lo insólito, lo anormal, que amenaza hundirlo en la angustia, el hombre puede responder con diferentes acciones también simbólicas, o bien asumir una de estas posiciones antitéticas: descartar lo ominoso como impuro -tal el caso de los tabúes y ritos de purificación-, o considerar la fuerza numinosa en su aspecto de potencia e identificarse con ella para manipularla, renunciando así a la condición humana, como en las prácticas mágicas. Ya en el plano religioso, y no en el de la mera superstición, también puede resolver la oposición entre mundo ordenado y potencia mediante una síntesis, consistente en un proceso de sublimación, que proporcione a la condición humana un fundamento diferente de ella misma, permitiéndole participar así en una realidad trascendente, "lo sagrado". Una profusa documentación etnográfica ilustra el desarrollo dialéctico de la exposición de Cazeneuve, en el transcurso de la cual se revisan polémicamente las tesis de Durkheim, Mauss, Otto, Van der Leeuw y otros.